Mi primera aportación a este nuevo blog.
Aquel naranjo,
Al que subíamos a
coger sus frutos,
Al que usábamos en
nuestros juegos,
Imaginando que era
nuestra casa,
Corriendo en nuestra
llegada,
Compitiendo para ver
quién
Lo escalaba antes.
Trepando por sus
ramas,
Enganchándonos en
ellas,
Como monos,
Colgados boca abajo.
Aquel naranjo,
Al que, en mis
recuerdos difusos,
Aún veo como un
gigante.
Aquel naranjo
Una madrugada quedó
maldito.
Pues por sus ramas
Se paseó la muerte.
Y ya nunca volvimos
A cobijarnos bajo él,
Ni a refrescarnos con
su sombra.
Aquel naranjo quedó
solitario,
Separado de nuestra
algarabía,
De nuestras
correrías,
De nuestras vidas.
Evitando pasar cerca.
Lo apartamos.
Aquel naranjo maldito
y triste
Donde la parca
Quiso ahorcar nuestra infancia.
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