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  Divagaciones   Hay una cierta parsimonia en nuestro lenguaje, me importuna que se rompan las palabras y los silencios… también los matices anárquicos que ribetean nuestras dudas.   Me apetece arengar segundos, letras y espejismos de albores nuevos.   He regado jardín y desbaratado auspicios, también he desnudado divagación y reclamo de aire con interrogantes sin respuestas de vuelta.   La orilla desarbola con ráfagas de viento sangre, metal, clavo y madera. Arrincona desarraigo, desastre e inmundicia.   Alargaremos nuestro arrojo para desenmarañar neblinas de alta mañana con un soplo que reordene bosquejo y semblanzas, progresión y diatriba. Ped. Todos los derechos reservados.
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  Sin preámbulos   Te quiero por ser lo que eres.  Por acallar mis silencios entre lunas de aquí y allá.  Y tirarnos al pozo sin soga ni amarres.    Te quiero aún más  cuando se despereza la marea de los líos y las incertidumbres  y vienes a mezclar desde tus labios tus palabras con las mías  y los alientos son dulces... Es entonces  cuando ya no importa que no haya azotea  donde observar infinitos ni horizontes ni que tu tequila ni mi bourbon estén sobre la mesa.    Te quiero porque siempre llegas sin preámbulos,  suturando realidades.  Ped. Todos los derechos reservados.
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  DESDE UN TE QUIERO… Desde un “te quiero” puedo amarte. Sin fechas ni horarios, sólo con voces. Sin penumbras ni grietas de mar que distancien cielos de lunas zafias. Desde cualquier refugio puedo inventar modernos idiomas con palabras tuyas. Y escribir jóvenes poemas que se suiciden en el papel, con la memoria de la tinta. Puedo dejar en libertad un recuerdo ebrio en la danza de tus vestidos largos mientras sospecho desnudez y suspicacia. O amenazar a la melancolía con armas cargadas de horizonte, arrojándole desde mis trincheras juramentos ambiguos como granadas de mano. Desde un “te quiero” puedo amarte. Sin fechas ni horarios, sólo con voces. Ped. Todos los derechos reservados.
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Plenitud.   A Jimena. Cualquiera me diría que aprisiono en mi cárcel sin rejas argumentos bastantes para escribirte             miradores,                         atalayas                                    y sutilezas.   Hay días que te veo venir desechando aires, como un baluarte de ingenio que no necesita alas             para volar… tan libre como imagina la fugacidad de tu primavera recién parida.   El calendario ya agota marzo y renace entre insólitas lluvias tu amor regalado con cintas de terciopelo y poses de bravura frente al espejo, inventando con la plenitud de la sinceridad de los pocos años nuevas escenas, nuevos teatros, nuevas plateas.   Vamos a desquiciar a la tristeza, a pintar de rojo y morado, verde y añil todas las salidas y dejar la oscuridad escondida en su cubil con sus retoños de penumbras.   Cualquiera diría que no me sobra lienzo para retratarte. Ni voz para nombrarte. Ped. Todos los derechos
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  ZAMBRA (eventualidad en los desarreglos) Te imagino viajando             de noche en trenes sin destino, embriagada aún del calor con que te obsequió tu último amante, mientras el aire infinito             juega a ser villano                         y ladrón de horas en un reloj que no adultera tiempo.   Te imagino escribiendo versos en la ventanilla empañada que oculta el paisaje de la huida             y hace de la aurora                         una distancia astronómica de densa melancolía.   Te imagino…             y te siento                         como en la última posada, en un idilio de manos             -provocadoras-                         sopesando…                                     si lecho,                                                sofá                                                            o jardín.   Te imagino sonriendo frente a los precipicios de la despedida que reclama argucia y zambra en los equipaje
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  Ahí quiero quedarme… en la frialdad de un instinto, en los recovecos de no saber si existe margen en la clandestinidad de un beso.   En el enredo, en los paseos buscando mañana y locura. En todos los escenarios de tu vida.   En los desvelos de nuestra huida hacia adelante.   En la tarde que abriste puertas y ventanas, en tus ansias de auras nuevas, en la disyuntiva y el jaleo de risas.   En un cielo zurcido con brumas de dormitorio…   Ahí quiero quedarme… en las proclamas de tus labios, en un escueto latido, en el desenfado de tus maneras cuando caminas sin que importe el aire.   En la inconsciencia y la rebeldía de tu sonrisa. En la primera palabra del poema que escribes.   En la utopía de decirte te quiero.   Aquí quiero quedarme: a la sombra del último verso. Ⓒ Todos los Derechos Reservados. Ped. Pedro Javier Quintero.
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  Cuando susurros de brisa golpeen utopías y anhelos y hagan de la lluvia un perfil clandestino con rastros de paradoja…   Y no haya rúbrica ni estampilla, ni suposición de fisgoneo, paroxismo de brevedad… y se evaporen rebozo, perfidia y celada. Y no encuentre riña ni chaflán donde esconder deriva y reconozca tus egregios pasos…   Entonces no querré declive ni eufonía… solamente un adarme de adecuación en el prefacio de tus atisbos. Ped. Pedro Javier Quintero.