Crudo y extraño,

Inocente en las paradojas

De las despedidas.

En la negra nieve

Se oyen voces taciturnas,

Enlutadas en el réquiem

De la negación.

El infinito se expande

En el perdón de los sueños.

Como hijos del adiós

Jamás nombrado

Que asesina, infalible,
A la cordura y al descanso.

Ped.

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