Si volaran ángeles sobre nuestras cabezas,

Si irguiera Lucifer su faz,

Si, como Ramsés, combatiente del tiempo,

Complacieras sus alabanzas y sus loas,

Blandiendo tus plegarias en infinitos cielos…

Si ese Dios al que adoras, alguna vez,

se dignara a condonar tus miserables pecados

erigidos en las súplicas consternadas

de cada mañana.

Petrificado altar sin ornamentos,

Con vidrieras arruinadas,

Remolinos de cristales…

En lágrimas de ceguera.

¿Qué senda seguirías?

¿La calzada del lamento?

… El luto de plañideras
Con pañuelos bordados a mano.

Ped.

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