Eres una…

Única en cavilaciones de proscritos otoños.

Sin claustros ni armazones.

Una… no más.

De fieles verdades.

 

Y, si con pensarte soy ciego eterno de sueños,

No me secan las largas horas

Las fechorías noctívagas de mudo cazador

De tus raíces.

 

Que con pensarte no hay recuerdo,

Ni malnacida vacilación,

Ni cobarde sospecha.

 

Para mí eres una…

Una en la dicha de un velado noviembre

Repleto de blancura de páginas

Y libretos con prosa sosegada.

Una en la caída de los días

Esperanzados de noche.

 

Una en la uniformidad de ser única…

Sin maquillajes obtusos.

 

Y no pretendo remendar desechos,

Ni piedras de puntiaguda dureza

Que perturban con sus coces de bestias inmundas

Los desnudos surcos.

 

Una…

En la solícita mención
De ser tú.


Ped.


Comentarios

Entradas populares de este blog