Quizá llegue la hora…
y sea maldita… manifiesta y
tramposa.
Y se amotinen las aguas
con caprichos de lluvia.
Quizá llegue…
como perseverancia del alba.
Y se atrincheren palabras
en sonrisas hendidas.
Quizá haya levedad en los tinteros
y los apaños nuevos que se
difuminan
entre emboscadas de garatusas.
Ped.
Pedro Javier Quintero
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